Hace unos meses vengo haciendo remodelaciones a la casa. Mandé a ampliar el comedor y compré un sillón más grande. El patio trasero está impecable. No hay huella de la familia de arañas que vivían allí.
Hoy he decidido dedicar una cena para nosotros. La mesa es de seis puestos, pongo los seis cubiertos, aunque sé que esta noche solo seremos los 3.
A las ocho en punto los escucho llegar, espero que timbren —no me quiero anticipar a abrir la puerta—.
Los hago entrar e insisto en que comamos, pero se niegan y me dicen que solo "estaban de paso". Intento disimular mi enojo y me despido de ustedes. Apenas se cierra la puerta regreso a ver el comedor de seis puestos, observo el puesto que solía ser el tuyo y saco mi celular, busco entre mis contactos tu nombre, como quisiera no tener que llamarte, que estuvieras aquí en medio de la cena riéndonos como solíamos hacerlo.
La luz me parece demasiado cálida para tu ausencia así que decido apagarla. Ahora solo ilumina la sala el brillo del celular.
Han pasado 5 años desde que tuve que empezar a verte crecer mensualmente en la pequeña pantalla del celular. Las ojeras se te empezaron a marcar más, tus pómulos se volvieron más pronunciados y contemplaba cómo en tu cabeza se asomaban unos mechones blancos que no tenían sentido teniendo en cuenta tu edad.
No sabes lo mucho que me gustaría abrazarte. Yo no puedo, pero los demás, los que se fueron junto a ti puede que lo hagan.
Yo los recuerdo y aún espero nuestra reunión, incluso si vuelven un poco más grandes.
Gracias por leerme Sofi ✨
Hermoso, y cada palabra llega al corazón